Mariguanos

En la combi se escucha el grito:
- ¡Chofer! ¿Porqué no te metiste a la autopista?
- Yo no voy por la autopista.
- Tu letrero de ahí dice "autopista"
- ¡Ts! Mi letrero no dice autopista. Fíjate primero. Estás mariguano.
- ¡Qué! ¡Yo no estoy mariguano! ¡Tu tas mariguano!
- ¡No, tu estás mariguano!
- ¡Tu eres el mariguano! ¡Tu tas bien mariguano!
- ¡Ya cállate,  pinche mariguano!
- ¡¡¡No me digas mariguano, tu tas bien, pero bien, pero bieeen mariguano!!!
- Mmmmmta ma... ¡Pues bájate y ve el pinche letrero, a ver quién está mariguano!
El aludido baja y lee el letrero del parabrisas: "San Miguel, por Ave. Chalma"
- ¿Ya ves? ¿Quien está mariguano, eh? ¡¿Quién está mariguano?!
- Pos no estarás mariguano, pero igual y chinga tu madre.

De tal palo...

Escuchado en Tajín:
- Mire mijo, esta es una cancha de juego de pelota.
- Ahhhh... ¿Y donde estaban las porterías apá?
- ¡No sea usté pendejo mijo, aquí no había porterías! Lo que habia era así como... como las canastas de basquet pues.

Una de gatos

Está muuuuuuy bien que tu hermoso gato blanco y peludo sea "independiente" y "consentido", que lo hayas dejado desarrollar la costumbre de jugar lanzándose para rebotar contra el vidrio de la ventana todo el tiempo, que a cada visita le digas que en tu casa "vive tu gato" y no el resto del mundo, y hasta que él "puede hacer lo que quiera" y "encima de cualquiera" ante el asombro de quien ha sido orinado en el regazo o rasguñado en sus partes nobles.
Lo que no está bien es que dejes de hablarle a tu mamá por causa del minino. Recuerda que ella no le enseñó a estrellarse contra el vidrio; es más, ella ni siquiera sabía de la lúdica costumbre de tu gato cuando decidió abrir un poco la ventana de tu departamento en el piso quince...
...Además, cuando te dijo que tal vez "había caído parado" no quería ofenderte, sino consolarte ¡Por favor, se trata de tu madre!

Bulimia infantil

- Papá, los niños de mi salón ya no van a molestar a Josesito.
- Qué bueno, porque estaba muy mal que lo molestaran por estar enfermo.
- Es que ya nos explicó Mario que Josesito es bulímico.
- ¿Bulímico? ¿Además de todo lo que sufre es bulímico? ¿Y cómo saben, si hasta está gordito?
- Ay papá, tu ya sabías que era bulímico, no te hagas.
- Claro que no, eso es nuevo para mí.
- ¡Papá! pero si tu mismo nos dijiste que Josesito sufría bullying.
- ...

El chiapitas y Mario Benedetti

El chiapitas recién se integraba al ambiente de la UAMI cuando...

- ¡Ese mi Agus! ¿Me prestas una novela? Es que quiero comenzar a leer, pero una que no esté muy grande porque luego me da sueño.
- Va, toma esta, La tregua, de Benedetti.
Varios días después
- Oye, ¿tienes la dirección del buey de la novela? es que quiero escribirle una carta.
- No la tengo.
- No manches ¿A poco no lo conoces?
- Pues no, pero igual y escribe a la editorial y ahí te dicen qué transa para escribirle a Benedetti.
- No, pendejo, no quiero escribirle al del nombre que está ahí, yo te digo del cabrón que sale en la novela, al que se le murió su novia, le voy a escribir para decirle que conozco su historia, que yo lo comprendo y que también lo apoyo.
- No mames, ese buey no existe, es un personaje.
- ¿Cómo que no existe? ¿Y entonces la novela qué? Si ahí cuenta todo lo que le pasó.
- Pero es una novela, chiapitas, lo que pasa en las novelas no tiene que haber sido cierto, no seas buey.
- ¡Entonces eres un pinche mentiroso! ¡Me diste a leer puras mentiras y yo creí que eras mi amigo! ¡Y ahí estoy yo de pendejo creyendo lo que dice tu pinche libro! ¡Vete mucho a la chingada!

A casi veinte años, aun conservo aquel ejemplar de La tregua que sobrevivió a la furia del chiapitas.

Bullying fallido

Si el bullying está de moda, la escuela lo encontrará, aunque a veces no exista.

-Señor Agustín, lo mandamos llamar porque su hija le dijo mariquita a un niño que sufre acoso.

- ¡Montserrat! ¿Por qué le dijiste mariquita a ese niño?
- No le dije eso, yo nada más le dije que su mochila es de mariquita y se enojó mucho y me acusó.
- ¿Y por qué le dijiste eso?
- Porque su mochila es de mariquita roja y tiene las bolsas en forma de alas con puntitos negros, y está bien padre.

Día de muertos y de bullying

Cuando la vecina sobreprotectora se acercó a pedirnos apoyo porque su hijo sufría bullying en la escuela todos cerramos filas para resolver el problema de moda: El maestro procuró sensibilizar a los alumnos con videos de última generación, los padres hablaron con sus hijos y algunos hasta los castigaron por maldosos, el director organizó un ciclo de conferencias para todos, yo mismo proporcioné folletería del CONAPRED, con lo que me gané el momentáneo respeto y admiración de la comunidad, los gandallas del salón dejaron de molestar al niño y lo integraron a las cascaritas de futbol. Vaya, hasta mis hijos, que son más raros, tuvieron que apechugar y hacerse amigos de la víctima, quien pasó varias tardes en casa hasta que mi pequeña le dejó muy en claro que no tenía ningún interés en ser su novia con una patada en... bueno, pero esa es otra historia.

El caso es que fueron meses de trabajo con resultados sorprendentes, que culminarían anoche con la integración del niño en el grupito que iría a pedir calaverita en la colonia. Pero créanme que es muy difícil convencer a una horda de chamacos zombies, vampiros, monstruos, brujas y lloronas de integrar a uno de once años que llega vestido de calabacita, junto a una madre que orgullosa presumía lo bien acabado que le había quedado el tallo del gorrito.