Puedo entender que mis vecinos mochos hayan decidido hacer una fiesta en el área común a la que no me invitaron porque soy medio ateo, mis hijos raros y mi mujer fresa...
Puedo resignarme a que todo aquel que haya sido bendecido con el sentido del oído en el vecindario se tenga que chutar la oración inicial a todo volumen...
Es más, me parece un bonito detalle que hayan comprado un karaoke para la sana diversión de sus hijas e invitados...
Lo que no logro procesar es por qué nadie detuvo a la madre borracha cuando decidió rendir homenaje a Lupita Dalessio a las tres de la mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario